Estudio de Prevalencia Puntual sobre el Nivel de Conocimiento de los Derechohabientes de un Sistema de Salud sobre el Acta de Voluntad Anticipada

Resumen

La relación médico-paciente había sido de un comportamiento de convicción por ambas partes en cuanto a que el médico de alguna manera buscaba de manera prioritaria, empleando todos sus conocimientos, el beneficio de sus pacientes ya fuese para mitigar o curar su dolor, su enfermedad e incluso salvarle la vida, y por otra parte el paciente cumplía las ordenes medicas sin cuestionamiento alguno a sabiendas de que el actuar medico ha estado cimentado en sus principios de beneficencia. No
obstante y a pesar de que los avances en la tecnología y biomédica apoyarían la relación de este binomio, la mercantilización que se ha hecho principalmente por parte de las aseguradoras medicas, de los mismos hospitales privados, del propia CNDH (Comisión Nacional de Derechos Humanos), e incluso de algunos consejos o colegios médicos ha dado como resultado que esta anterior relación de empatía entre el médico –paciente ya varios años, tal vez unos 20 atrás, empezó a deshumanizar la interacción e integridad de esta relación convirtiéndola ahora en una contienda de lucha de derechos. Por lo cual las decisiones
acerca de cuáles son los tratamientos que el médico debe seguir se encuentran inmersas en esta confrontación. ¿A quién corresponde tomar las decisiones? ¿Al médico o al paciente? Y si éste se encuentra imposibilitado para manifestar su voluntad, ¿quién decidirá por él? Bajo este principio, actualmente el paciente se ha transformado en el agente que toma los controles y elige sobre su salud. Esta nueva actitud implica que el sujeto cuente con un grado de libertad integrada (autonomía) que le permita decidir sobre la toma de decisiones anticipadas en cuanto a los cuidados médicos que deba tener en una situación apremiante de su calidad de vida por cuestiones de trastornos en su salud.