Tuberculosis Cutánea: un Diagnóstico Poco Sospechado

Autores/as

  • Montserrat Ávila Becerril
  • Daniela Itzel Mendoza Domínguez

Palabras clave:

Tuberculosis, piel, mycobacterium tuberculosis, escrofuloderma, eritema indurado de Bazin

Resumen

El descubrimiento por Robert Koch en 1882, del bacilo tuberculoso, le dio una línea al estudio que había sobre la tuberculosis y su naturaleza infecciosa.

La tuberculosis cutánea es un tipo de tuberculosis extrapulmonar, cuya prevalencia es baja, aproximadamente el 1-2% de las tuberculosis extrapulmonares. El agente etiológico Mycobacterium tuberculosis es el bacilo responsable de la gran mayoría de los casos, sin embargo, el bacilo presente en la vacuna BCG (Bacilo Calmette-Guérin), el Mycobacteriun bovis y el Mycobacterium marinum, pueden estar involucrados. La tuberculosis cutánea tendrá dos formas por las cuales el bacilo llega a la piel; la exógena donde se inocula la micobacteria de forma directa a la piel (chancro tuberculoso, tuberculosis verrugosa) y la endógena donde existe un foco tuberculoso primario contiguo (escrofuloderma) o distante que viaja de forma hematógena o linfática (lupus vulgaris); además existen reacciones de hipersensibilidad (Eritema Indurado de Bazin). Lo más importante en el diagnóstico es obtener material para examinarlo en el estudio histopatológico, se puede indicar también tinción, cultivo y PCR in situ y muchas veces las técnicas inmunológicas como la PPD son el único indicio de la infección. El tratamiento de la tuberculosis cutánea sigue el mismo régimen que la tuberculosis pulmonar y en general responden bien a este. Es imprescindible crear un equipo multidisciplinario con dermatología, epidemiología, patología y medicina familiar para la evolución favorable del paciente.

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Publicado

2023-09-22

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