Dada la importancia de este objetivo, la Alianza eligió el proceso más riguroso y ambicioso para elaborar las Directrices de la OMS sobre higiene de las manos en la atención sanitaria y para planificar y ejecutar una estrategia de aplicación escalonada.
Así, las Directrices congregaron, en su preparación, los conocimientos de los expertos más renombrados del mundo; y ensayaron una fase piloto que determinó la estrategia definitiva que se aplica en todo el mundo.